El hidalgo don Alonso Quijano, conocido en el mundo literario por el apodo de don Quijote de la Mancha, regresa a su pueblo derrotado y con la obligación de permanecer en su casa cuidando de su hacienda y alejándose de aventuras caballerescas. Estuvo luego enfermo pero, al contrario de lo que siempre se ha afirmado sanó, y para sobrellevar su encierro se dedicó a la poesía, asunto en el cual fue aconsejado por Lorenzo de Miranda, hijo del caballero del Verde Gabán, que vivía en la cercana población de Villabuena, Allí ambos son acusados falsamente de tener relaciones homosexuales, encarcelados por el juez del pueblo (enemigo de los Miranda) y torturados, siendo evidente que iban a ser condenados a muerte. Los amigos de don Alonso ponen en marcha todas sus influencias para salvarlo del cadalso, al igual que hace el padre de Lorenzo con su hijo; éste recurre incluso a la Real Chancilleria de Granada la sentencia condenatoria del juez de Villabuena. Pero aquella justicia era lenta, tortuosa y corrupta y resulta difícil sacar al joven de las garras del alcalde prevaricador. En esta obra se hace una crítica de los métodos de la justicia civil de Castilla y se introducen nuevos personajes que muestran un mosaico complejo de aquella sociedad que hoy nos parece tan lejana.
Premio de Narrativa 2012 de la UCM
