… el corazón no se mueve por voluntad nuestra, son otras fuerzas incontrolables las que lo tienen en marcha día y noche y algún fallo en esas fuerzas es el que termina parándolo definitivamente, el misterio de la vida y de la muerte, tanta historia y tanta trascendencia y tanta vanidad como dice el Eclesiastés y al final todo depende de una vulgar y cansada bomba muscular que funciona o deja de funcionar, en fin, que no somos nadie, frase tópica que se dice habitualmente en los entierros, especialmente cuando el difunto ha fallecido repentina e inesperadamente, pero que en el fondo encierra una gran verdad, no somos nadie y sin embargo nos creemos que somos mucho, en todo caso el hombre o al menos ciertos hombres han llegado a tener un gran poder de acción sobre el mundo que le rodeaba y sobre otros hombres y sobre la llamada Madre Naturaleza, muchas especies animales y vegetales han desaparecido irreversiblemente, la contaminación de las aguas, los suelos y el aire se va incrementando año tras año, se habla de posibles alteraciones climáticas por la emisión masiva de gases como el dióxido de carbono, muchas sustancias tóxicas como los hidrocarburos aromáticos policíclicos, las dioxinas, los organomercuriales y un largo etcétera van aumentando su concentración en el medio ambiente y como consecuencia en nuestros propios organismos, y bastantes de esas sustancias tienen efectos cancerígenos notorios aunque tarden años en manifestarse, nos vamos envenenando lentamente y las reacciones ante esta situación son tardías e insuficientes, en los últimos años se han creado partidos ecologistas que se han unido a los más izquierdistas, en realidad el tema llamado ecologista o de conservación de la naturaleza debía figurar entre las prioridades de todos los partidos, la existencia de partidos específicamente ecologistas parece más un intento de politizar un problema que trasciende a la política y a los políticos, es algo así como si se crearan partidos sanitarios para apoyar la generalización de la asistencia médica, algo que ya se le supone a todos los gobernantes y a los que aspiran a serlo en un futuro, además curiosamente en los antiguos países comunistas, que en teoría eran la quintaesencia del izquierdismo, la conservación del medio ambiente brillaba por su ausencia, en ellos las cotas de contaminación eran mucho más elevadas que en los países típicamente capitalistas, lo cual no deja de ser un poco paradójico, ya que en dichos países comunistas las fábricas eran estatales o públicas y no tenían las preocupaciones de los costes que originan las medidas correctoras de la contaminación, es decir: no tenían que preocuparse de la competencia, en realidad ahora mucha gente se autodesigna como conservacionistas o ecologistas, aunque más en teoría que en la praxis cotidiana, porque luego a muchos no les gusta pasar calor en verano pudiendo tener aire acondicionado, o frío en invierno existiendo la posibilidad de la calefacción, y prefieren los coches particulares a los transportes públicos y se acuestan tarde los fines de semana con el gasto eléctrico y energético que ello supone, muchos son ecologistas porque eso está de moda, no porque tengan la conciencia muy clara sobre el carácter perecedero de muchos recursos y el progresivo envenenamiento de nuestro hábitat, sería necesario cambiar mucho nuestra mentalidad colectiva e individual, asumir que nos movemos por encima de nuestras posibilidades, renunciar a cosas más o menos superfluas, vivir de forma menos cómoda, repartir mejor los recursos, en fin, un conjunto de renuncias a la que el mundo occidental no parece estar dispuesto, en consecuencia la contaminación continuará y pronto otros países se unirán a nuestro frenesí consumista y contaminante, generador de residuos, envenenador del Planeta Azul, desforestador, destructor de la llamada biodiversidad, en cierto modo nuestra civilización está angustiadamente reflejada en los versos de Poeta en Nueva York de Lorca, yo creo que todo esto de la contaminación, del despilfarro energético, del cambio climático, de la superpoblación galopante del Planeta, no es precisamente para tirar cohetes, son problemas que a la larga pueden hacer este mundo mas inhabitable para los que vivan aquí dentro de tropecientos años, si no cambian las cosas esto se convertirá en un infierno o en la antesala del mismo, ahora se habla de terapias génicas, de una neomedicina, de vivir hasta los ciento cincuenta años hecho un Adonis o una Venus, pero ¿para quienes serán esos adelantos?, pues seguramente para unos pocos poquísimos que puedan pagarlo, igual que lo de la crioconservación de los millonarios difuntos a los que mantienen en nitrógeno líquido hasta que pasen unos siglos y puedan resucitarlos y curar los achaques por causa de los cuales fallecieron, pero suponiendo que el invento funcione, lo que está obviamente por ver, los que vuelvan del tópico reino de las sombras a este mundo se encontrarán solos, sin amigos ni familiares próximos, serán mirados como objetos curiosos, quizás con aprensión, los médicos los estudiarán continuamente, se pasarán largo tiempo en clínicas y hospitales sometidos a observación, la gente les preguntará que sintieron cuando estaban muertos, si estuvieron en un paraíso o en algún otro lugar agradable o desangelado, o bien si sólo recuerdan una gran oscuridad, un vacío, polemizarán sobre ellos los creyentes y los ateos, y además, por otra parte ya no tendrán bienes legalmente, salvo que la legislación cambie, porque al morir dejaron de ser personas y por lo tanto titulares de derechos y obligaciones, habrán nacido de nuevo, pero no se beneficiarán del status de recién nacidos porque no tendrán padres ni tutores ni nada de nada, sus amigos habrán muerto, posiblemente ya no se conserven las casas en que vivieron, y el paisaje que contemplaron habrá cambiado irremisiblemente, serán forasteros, extraterrestres, alienígenas, zombies, que vagarán por un mundo que para ellos habrá perdido sus puntos de referencia, no, es obvio que cada uno es de su época, de la que por suerte o por desgracia le ha tocado vivir, la época a la que se abrieron sus ojos sorprendidos por primera vez y se cerraron pasados unos años, una vez cumplido su ciclo vital, que para unos es largo y para otros quizá demasiado corto, algunos dicen que la eternidad es el tiempo de nuestra propia vida, cada uno es de su época, pertenece a la misma, y esa época también le pertenece en una correspondencia biunívoca e irrenunciable, ¿pensaría yo lo mismo, actuaría de la misma manera que actúo, si en lugar de nacer cuando nací lo hubiera hecho un siglo antes o bien en el XVIII?, ¿me comportaría de la misma forma que ahora si hubiera vivido en la Alemania de Hitler o en la España de la República o en los Estados Unidos de la Gran Depresión o me hubiera criado en un aduar de Marruecos hace unos años?, es seguro que no, incluso sin pasaportarme de una época a otra o de mi país al extranjero, hubiera bastado que yo hubiera sido hijo de los padres de mis amigos, de Guillermo, Agustín, Alfonso, que vivían en mi misma calle, que tienen mi edad y fueron a las mismas escuelas que yo fui, para que me comportase de forma diferente, distintos genes, distintas influencias familiares, todo eso hubiera sido suficiente para que no hubiera actuado de la misma manera, para que me moviera de forma distinta, era lo que decía Ortega y Gasset de forma más correcta cuando hablaba de que cada uno es cada uno y sus circunstancias, en realidad la frase de Ortega no es demasiado original, está también dispersa por refranes y consejas, se mueve por el saber popular y es conocida además en todas las épocas…
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